Como ya sabéis, me gusta escribir de vez en cuando un apunte breve de química con perspectiva económica. Esta vez les pondré en situación de cómo se ha reinventado el negocio de la belleza en los últimos tiempos y les acercaré alguna aplicación química insospechada que hay detrás de algunos trucos para conseguirla. Los originales usos que os presento, como en muchas otras ocasiones, han sido descubiertos por casualidad y alguno con total temeridad. Aunque muy rentables y de ahí mi curiosidad…
Según datos de L’Oréal, el 86% de las españolas mayores de 15 años compra maquillaje. Y parece ser que el 20% son adictas a la belleza (beauty junkers). Ojo al dato: Cosnova, grupo cosmético de origen alemán que desde el año 2001 ofrece productos asequibles (low cost) en el área del cuidado cosmético, es la empresa líder en Europa por unidad, con más de 200 millones en productos/año. Su marca Essence, presenta como caramelitos el producto para saciar a las compradoras ansiosas “creadas” previamente. Se ha dado un vuelco a la forma de generar ingresos. Antes, las empresas tradicionales tenían un 1000% de margen de beneficio. Ahora funciona precios bajos, venta masiva y una gran rotación del producto (nuevas colecciones constantemente). Esta nueva demanda creció un 258% del 2010 al 2014.
Vamos con las aplicaciones insospechadas: el Sr. Botox (toxina botulínica) fue descubierto como antiarrugas cuando un matrimonio de oftalmólogos, aplicándolo a sus pacientes como anestésico, se percataron de que estos tenían progresivamente menos arrugas alrededor de los ojos y el entrecejo. Se lo aplicaron a sí mismos… et voilà! El fenómeno fue inmediato, con un 200% – 300% de beneficio. ¡Y sin bisturí! Detener el paso del tiempo al alcance de casi todos los bolsillos. Fue el Zara de la cirugía estética.
«El botox es un fármaco extraído de una neurotoxina producido por una bacteria, el Clostridium botulinum. Este veneno natural es la misma toxina que causa una intoxicación alimentaria muy peligrosa conocida como botulismo. En pequeñísimas dosis puede matar, pero a nivel médico se usa a dosis terapeúticas y no entrañan ese peligro. La neurotoxina actúa impidiendo la liberación de acetilcolina en las uniones neuromusculares, paralizando los músculos faciales (cuya actuación puede hacer que aparezcan arrugas en la piel) donde se inyecta y produciendo relajación de los mismos de forma temporal; durante los 4-6 meses que dura la acción no se puede contrarrestar su efecto».
«Y ahora un par de auténticas burradas. De esas que podrían provocar algún accidente, dañando la piel y los ojos de quien se aventure a probarlo y que desafortunadamente nos podemos encontrar en internet…».
Más de andar por casa resulta la Sra. Aspirina (ácido acetilsalicílico), muy conocida en el mundo si tenemos en cuenta que se consumen 200 millones de aspirinas al día. Pues bien, mezclando 2 o 4 comprimidos machacados con unas gotitas de limón, resulta un exfoliante y despigmentante divino. Son 4€ el paquete de 20 aspirinas de 500mg. Prohibido del verbo prohibir si tiene alergia a este medicamento o heridas en la piel (recordad que la aspirina es anticoagulante).
Finalizo con la “temeridad más absoluta”: aplicar a las bolsas de los ojos una pizquita, para un efecto vasoconstrictor inmediato, de pomada hemorroidal (contiene dos principios activos que son medicamentos: efedrina y benzocaína). Una locura a 7€ los 30g, digna de aquel cuento infantil: “Espejito, espejito… ¿quién es la más bella del reino?“. Tened en cuenta que la benzocaína es fotosensibilizante, por lo que puede interaccionar con la luz y provocar una reacción cutánea anormal. Además, estas pomadas contienen como excipientes oxido de zinc y vaselina, que pueden causar irritación en la zona ocular donde la piel es muy fina, e incluso al ser tan grasas, causar sensibilidad en la zona, y flacidez. Y por supuesto, dada la actividad vasoconstrictora y anestésica de los principios activos, en caso de que entre la pomada en los ojos la habremos liado parda… ¡Ni se os ocurra!
Como ven, para algunos como en el “El retrato de Dorian Grey” de O. Wilde, merece la pena vivir para y por la belleza. Me pregunto qué pensará de todo esto nuestro amigo el óxido ferroso (FeO). 😉
Rita Carrera Buergo