El cáncer encabeza la lista de problemas de salud más preocupantes en la actualidad. El panorama es sobrecogedor: a uno de cada dos hombres (50%) y a una de cada tres mujeres (33%) se le diagnosticará algún tipo de cáncer a lo largo de su vida. Citando ejemplos concretos, sólo en el año 2015 en España, 33.370 varones padecieron cáncer de próstata y 27.747 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer de mama [1]. Sin duda, para muchos esta enfermedad podría ser considerada una epidemia.
«Una actitud positiva es fundamental en la lucha contra el cáncer»
Algunos estudios defienden con ciencia que un entorno positivo puede ayudar en la lucha contra el cáncer. Pero, ¿tiene esta afirmación alguna base científica?
– TEORÍA BÁSICA DEL DESARROLLO DEL TUMOR Y LA METÁSTASIS –
La generación de un tumor comienza con la multiplicación excesiva de una célula o la pérdida de la capacidad de la misma para morir cuando debe. Esto sucede cuando uno o varios factores, biológicos o ambientales, provocan una mutación en la célula, modificando y descontrolando su actividad normal.
En una primera fase, el tumor primario crea o capta vasos sanguíneos a su alrededor para mantenerse vivo. Este proceso fisiológico recibe el nombre de angiogénesis.
Cuando sus células adquieren capacidad invasiva, el tumor se vuelve maligno. Las células cancerosas (también llamadas células tumorales) abandonan su lugar de origen y pasan al torrente sanguíneo. En estas condiciones, muchas células cancerosas no sobreviven, pero las que sí lo hacen son capaces de viajar por dicho torrente sanguíneo hasta encontrar un punto donde extravasarse e implantarse en otro tejido. Aquí, adquieren nuevas mutaciones que les permiten reproducirse y generar un nuevo tumor. Esta última fase es lo que comúnmente se conoce como metástasis.
Esquema de la evolución de metástasis
– LOS EFECTOS DEL ESTRÉS Y LA DEPRESIÓN FRENTE AL CÁNCER –
Ya sabíamos que qué y cuánto comes influye en cómo envejeces. Ahora, estudios recientes han demostrado que algunas hormonas relacionadas con el estrés y la depresión, como la adrenalina o la noradrenalina, favorecen la supervivencia de las células tumorales. Pero, ¿cómo se explica este fenómeno?
En condiciones normales, cuando una célula no funciona bien, en ella se activan una serie de mecanismos capaces de destruirla (apoptosis). En el caso concreto de las células tumorales, cuando se desprenden de su lugar de origen para invadir nuevo tejidos, muchas mueren por anoikis. Este proceso se activa en el momento en el que las interacciones entre la célula tumoral y su entorno químico no son las adecuadas.
Las células tumorales que no son destruidas por anoikis sobreviven gracias a algunas de las mutaciones que han adquirido. Pero también hay un componente químico que favorece su resistencia. Nuestro organismo es un laboratorio y las hormonas son los mensajeros químicos del cuerpo. Constituyen un número muy variado de moléculas, cuyos niveles e interacciones con dianas fisiológicas permiten el buen funcionamiento del organismo.
Varios grupos científicos han demostrado que algunas hormonas implicadas en el estrés o la depresión también tienen un papel relevante en el desarrollo del cáncer. Tal vez no como protagonistas, pero sí como importantes actores secundarios. Estamos hablando de la epinefrina (adrenalina), norepinefrina (noradrenalina) y la dopamina, pertenecientes al grupo de las catecolaminas [3].
Lo que ha sido recientemente demostrado es que se reduce el número de células apoptóticas cancerosas al ser sometidas a condiciones de estrés en diferentes modelos de ratones con cáncer. Es decir, en condiciones de estrés, las células cancerosas se mueren en menor medida. Por tanto, altos niveles de catecolaminas en sangre bloquean el mecanismo de anoikis, lo cual favorece la evolución del tumor hacia la metástasis.
– MEDICINA QUÍMICA: AFRONTAR LA ENFERMEDAD CON ACTITUD POSITIVA –
Estas investigaciones son solo la base sobre la que tratar de entender la influencia del estrés o la depresión en el desarrollo del cáncer. Sin duda, también implican un nuevo enfoque sobre su prevención y tratamiento.
Desde un punto de vista farmacológico y químico, abren la puerta tanto a nuevas dianas terapéuticas como a la investigación de novedosos medicamentos que intervengan en estas rutas metabólicas.
En este contexto, queda demostrado que combatir la enfermedad con negatividad incrementa las dificultades para vencerla. Por lo tanto, tener una actitud positiva en la lucha contra el cáncer es algo más que una manera de sobrellevar la enfermedad; es también una medicina natural con la que nuestro organismo evita la formación de sustancias químicas poco saludables.
En mi opinión como profesional química, la conexión entre la biología molecular de nuestro organismo y la terapia química que se le pueda aplicar resulta fascinante. Queda mucho camino por recorrer en la investigación contra el cáncer y necesitamos hacer de ella una prioridad para seguir mejorando la supervivencia y calidad de vida de las personas que sufren esta enfermedad.
María Isabel González